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Suama Fraile

Una vida complicada

He tenido una vida llena de violencia, adicción a las drogas y los antidepresivos, enfermedades crónicas… Mi sanación comenzó un día que llegué al tope de sufrimiento y tuve un intento de suicidio. Desesperada tomé muchas pastillas, junto con una botella de vino y cocaína, y entre sollozos (siendo escéptica y atea) dije:
“Si existe un Dios que me ayude, si no prefiero morir”.

Mi vida ha sido turbulenta,

llena de maltratos físicos, verbales, auto-maltrato, adicción a las drogas de diseño, a la cocaína, el tabaco y la marihuana. También enfermedades que los médicos consideraban crónicas:

Migrañas | Insomnio | Úlcera de Estómago | Hernia de Hiato | Alergias | Bipolaridad | Toc | Depresión | Ataques de Ansiedad | Amaxofobia | Miopía | Bursitis en Caderas | Artrosis | Sobrepeso de 20 kg de más | Dependencia emocional | Baja autoestima | Miedo a los hombres | Migrañas crónicas | Adicciones | Obsesión por la muerte

Mi historia

Hasta lo 38 años, jamás había sido feliz, siempre había vivido con un profundo pesar y vacío existencial que me hacía estar constantemente en depresiones y conflictos.

Mis relaciones eran todas desastrosas y basadas en el apego/deseo, sufrimiento, violencia, etc.

Era una persona escéptica, atea, no tenía fe en nada.

Un día, como cualquier otro, llegué de la oficina a casa sintiendo un sufrimiento extremo, ya no podía más. Tomé un puñado grande de pastillas con alcohol y marihuana y me dejé caer en la cama llorando. Mirando al cielo, con un llanto desgarrador, verbalicé:

“Si existe un Dios que me ayude, si no, prefiero morir.”

A la mañana siguiente, de un modo milagroso, desperté para ir a la oficina y ese mismo día ya comencé a recibir ayuda. Llegó a mí la primera herramienta para la sanación de mi alma: El poder de la energía vital.

Desde ese momento, jamás fui la misma pues mi petición había tenido respuesta inmediata. Así que comencé a profundizar en el estudio del funcionamiento de la mente, de tal modo que tuve un cambio radical de vida. Lo dejé todo, me fui a vivir a una autocaravana y comencé a dedicar mis 24 horas al autoconocimiento y la liberación del sufrimiento.

Mis primeros años fueron muy duros, llenos de noches oscuras del alma, muertes muy dolorosas de mi personalidad.

La vida me volvió a dar bien duro en ese proceso y, de repente, me separó de quien era mi pareja y me llevó a 600 Km del lugar donde siempre había vivido. Enferma, sin dinero y sin techo, acabé viviendo en una tienda de campaña. Recordé a Neale Donald Walsch, el escritor del libro de Conversaciones con Dios (libro que cambió mi vida por completo y mi percepción de la palabra Dios).

Ese fue el mayor regalo que la vida me pudo hacer, aunque ya me había hecho tantos grandes regalos: el abandono, recién nacida, por parte de mi padre, el rechazo de mi madre, los maltratos de una pareja… Este era el mayor de todos, porque me hizo entregarme en cuerpo y alma a mi sanación.

Así que pasé tres años en una casa de piedra pequeñita en plena naturaleza, un lugar encantador y desarrollé el Método Mentsua.

A día de hoy, me siento liberada de toda enfermedad física, mental y espiritual. Todo desapareció y me siento en un estado constante de gratitud, paz, amor y alegría intensa difícil de describir.

Me siento profundamente agradecida por la perseverancia y por todas las herramientas que he integrado en estos años que me han llevado a este estado de liberación.

Aquí te dejo un pedacito de mí y te comparto mi sentir. ¡Juntos podemos!